Ayer el periódico "El País", publicaba un artículo muy interesante sobre Orientación Académica y Profesional, que está de plena vigencia para todo nuestro alumnado (y exalumnos/as recientes) que, en estos días, están decidiendo carreras y modalidades profesionales que estudiar en los próximos años.
Lo reproducimos aquí y dejamos un enlace para que quien quiera acercarse a las páginas del periódico para leerlo. Es una entrevista a Julio Contreras, Vicerrector de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid y la firma el periodista Jaime Villanueva.
Esperamos que os sea de utilidad.
El número de matriculados en ingenierías es el que más cae, un 6%. El reto es conseguir que las matemáticas sean atractivas
La demanda de titulados universitarios en ciencias, tecnología,
ingeniería y matemáticas crecerá en Europa un 14% hasta 2020, según un
estudio del Centro Europeo para el Desarrollo de la Vocación Profesional.
Las empresas querrán a esos graduados, pero probablemente no los
encontrarán en España porque, pese a que el número de parados de más de
25 años supera el 21%, los estudiantes no escogen las carreras que pide
el mercado laboral. Esa es la opinión de Julio Contreras, vicerrector de
Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid.
Para apoyarla aporta un dato: el pasado año el número de matriculados
en ingenierías fue el que más cayó en las universidades españolas, un 6%
con respecto al curso anterior. Solo 13 de cada 1.000 alumnos ha
completado sus estudios en estos campos, según datos de Eurostat. El reto, señala Contreras, es conseguir que especialidades como las matemáticas sean atractivas.
Pregunta: ¿Qué se puede hacer desde la Universidad para
incentivar a los estudiantes a escoger carreras STEM (siglas en inglés
de Science, Technology, Engineering and Mathematics)?
Respuesta: Es un problema grave porque necesitamos
estos perfiles y no los vamos a tener. La demanda está creciendo y las
matriculaciones no aumentan. Eso demuestra que la gente no estudia los
grados que requiere el mercado. La raíz de la falta de interés por estas
carreras se remonta a los colegios e institutos, donde las asignaturas
de ciencias como las matemáticas se presentan como materias complicadas y
poco apetecibles. Hay grandes empresas -como Telefónica-
que están estudiando las causas y diseñando fórmulas para atraer a los
jóvenes desde edades tempranas. Desde las universidades y los centros de
Secundaria tenemos que hacer un esfuerzo para mejorar los servicios de
orientación para que los alumnos tomen su decisión sobre qué estudiar
con una visión más amplia.
Las ciencias de la salud son las únicas que suben en número de
matrículas cada año, un 7% el último curso. En este caso, hay un
componente vocacional muy fuerte. Para que funcione con otras
ramas científico técnicas lo ideal sería que se lanzasen campañas desde
las instituciones autonómicas con el mensaje de que las ciencias son
divertidas y generan empleo. Es una labor esencialmente preuniversitaria, aquí llegan con la decisión tomada.
P: ¿El interés de los universitarios por estudiar carreras de Humanidades sigue decreciendo?
R: La caída no es muy pronunciada, el curso pasado
fue del 2% en toda la red de universidades públicas. Lo que sucede es
que están estigmatizadas y ha calado la idea de que quien se decanta por
esa opción no encuentra empleo. Mi recomendación es que aquellos que
sientan pasión por una materia sigan su instinto. Si la decisión sobre
el grado que se va a estudiar se toma teniendo en cuenta solo el factor
de la empleabilidad, se puede acertar o no. El mercado es impredecible y
ya sucedió con Arquitectura; hace diez años todos pensaban que la
inserción laboral era inmediata y llegó el desplome del ladrillo. El 47% de los universitarios españoles se decanta por las ramas sociales y jurídicas. Las facultades de Derecho están repletas.
P: Hay muchos estudiantes que no consiguen plaza en su primera opción. ¿Qué consejo les daría?
R: Estar un año en casa esperando para repetir la PAU (Prueba de Acceso a la Universidad)
y subir la nota no es una buena idea, no suelen mejorar el resultado.
La recomendación es que se matriculen en alguna de las otras opciones.
Muchas veces acaban enganchándose a esa nueva titulación porque su
vocación es variable. Si no están convencidos, siempre pueden pedir el
traslado y convalidar las asignaturas que sean comunes en ambos grados.
El requisito es haber aprobado al menos 30 créditos durante el primer
curso. Los que consiguen entrar son los que mejores notas tienen. El 50%
de la puntuación total se corresponde con la nota de la PAU y el otro
50% con la nota media obtenida durante ese primer año.
El único hándicap es que lo solicitan muchos estudiantes y no es
fácil acceder. El 8% de los universitarios cambian de carrera tras el
primer año o abandonan los estudios, según datos del Ministerio de Educación.
Lo que está claro es que cualquier grado universitario mejorará sus
posibilidades de encontrar un empleo en el futuro. Dentro del colectivo
de jóvenes parados (21%), la tasa se reduce al 16% dentro de los que
tienen estudios superiores y al 5% entre los doctores.
P: En Estados Unidos es muy común que durante el primer curso
los estudiantes reciban una formación multidisciplinar y que escojan la
especialidad en segundo. ¿Cree que con 18 años y sin un contacto previo
con la Universidad los jóvenes están preparados para elegir grado?
R: El estadounidense es otro modelo, ni mejor ni
peor. No es una cuestión que esté relacionada con la edad, sino con el
asesoramiento.Si analiza los planes de estudio con una buena orientación, puede saber hacia dónde dirigirse.
Nos gustaría pensar que sí están preparados y los resultados de la PAU
lo confirman, el porcentaje de aprobados es del 95%. La madurez que
demuestran en esta prueba confirma que el Bachillerato funciona.
P: ¿Cuántos grados se pueden estudiar 100% en inglés en la Complutense?
R: Cinco: Psicología, ADE, Económicas, Ingeniería
Informática y Magisterio. También hay algunos como Derecho o Filosofía
que incluyen asignaturas en inglés. Nuestro objetivo es ir
aumentándolos, pero hay que ser realista y tenemos otras prioridades.
R: Vienen de grupos más pequeños, con alguien
permanentemente encima de ellos y un control de la asistencia. Los más
maduros se adaptan mejor, pero los que rinden en base a lo que les
aprietan, aquí se hunden un poco al principio. Algunos están
acostumbrados a ser los primeros de la clase y aquí se encuentran con
que los demás tienen un conocimiento similar. Otros, que siempre habían
obtenido buenas notas, empiezan a suspender y no saben cómo afrontarlo
ni ellos ni sus familias. Para eso tenemos los programas de mentores, en
los que alumnos veteranos ayudan a los de nuevo ingreso a integrarse,
tanto en lo personal como en lo académico. Les enseñan a levantarse
cuando hay alguna dificultad, a organizarse de otra forma y a detectar
por qué no les ha ido bien.
P: La subida de las tasas ha dejado fuera de la Universidad a muchos estudiantes. ¿Qué plan tiene la Complutense para ellos?
R: En cada comunidad autónoma hay diferentes
realidades. En Madrid, los precios han subido más de un 60% en los
últimos cuatro años, ha sido un salto brutal. Las matrículas que antes
rondaban los 800 o mil euros, ahora cuestan entre 4.000 y 5.000.
Nosotros no podemos cambiar los precios públicos, pero este curso vamos a
poner en marcha el pago fraccionado, que permitirá pagar mensualmente, y
un sistema de ayudas por un valor de hasta un millón de euros para los
que no consigan las becas del Ministerio y tengan dificultades
económicas. Además, tenemos pendiente de aprobar una modificación para
permitir a los estudiantes matricularse de 30 créditos en primer curso,
en lugar de los 60 obligatorios. No tenemos ningún estudio al respecto,
pero estimamos que un 20% de los alumnos trabajan para poder hacer
frente a los pagos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario