El pasado 12 de Octubre, salió publicado en el periódico "El País" un artículo muy interesante de cómo cada uno de nosotros tenemos una manera distinta de aprender y cómo se pueden agrupar estos diferentes estilos de aprendizaje en cuatro modelos generales.
El artículo estaba escrito por Pilar Jericó y os lo ofrecemos a continuación, bien a través de un enlace que os lleva directamente a la página del País donde está alojado el mismo, o bien en el texto que adjuntamos a continuación.
Aunque por el vocabulario que define alguno de los estilos, más bien parece que estamos hablando de alguna serie de literatura juvenil y sus correspondientes películas, es muy, muy interesante así que os animamos a que lo leáis sin falta.
Los cuatro estilos de aprendizaje o el por qué algunos leen los manuales y otros no
Hay personas que se leen hasta la letra pequeña de los
manuales mientras que otros se lanzan a pulsar todos los mandos para ver
qué ocurre. No es ni bueno ni malo. Simplemente, nos da pistas de
nuestra manera de aprender. Veamos los cuatro tipos de aprendizaje que
existen para identificar cuál es el tuyo.
Quieres
hacer un viaje con tu pareja y uno de vosotros necesita leer hasta el
mínimo detalle sobre el sitio a donde vais, mientras que el otro se pone
de los nervios porque preferiría lanzarse a la aventura. O en una
reunión de trabajo un compañero no para de dar ideas sin concretar nada,
mientras que a otro le agobia no trabajar en una sola. ¿Has vivido algo
de esto? Si es así, bienvenido a los diferentes modos de aprender y a
sus dificultades (y oportunidades).
En 1984 un profesor universitario, David Kolb descubrió que los adultos tenemos distintas maneras de aprender que dependen de cómo percibamos la realidad y de cómo la procesemos.
Hay personas que captan la realidad fundamentalmente a través de la
experiencia y otros, creando teorías. Los primeros son más empáticos y
tienden a hacer varias tareas al mismo tiempo (multiplicidad). Es más,
si no lo hacen se pueden aburrir soberanamente. Los segundos prefieren
centrarse en una sola tarea, se manejan muy bien en la teoría y se
perderían con varias cosas al mismo tiempo (unicidad).
No todos captamos la información igual: algunos
la procesarán si se ponen manos a la obra (acción) y otros si
reflexionan sobre lo que observan (pensamiento).
Con respecto a la manera de captar la información, algunos
la procesarán si se ponen manos a la obra (acción) y otros si
reflexionan sobre lo que observan (pensamiento). Pues bien, las
anteriores características definen los ejes de las maneras de aprender y
de los cuatro estilos. Veámoslos con algo más de detalle:
Adaptadores o los “hacedores”
Difícilmente leerán un manual. Son el resultado de la
multiplicidad y la acción. Prefieren trabajar rodeados de personas y se
buscan la vida para conseguir recursos y alcanzar resultados. Les gusta
asumir riesgos y saben adaptarse a las circunstancias. En una empresa
abundan en los departamentos de ventas. Y la pregunta clave que
necesitan contestar es ¿cuándo?.
Asimiladores o expertos en la conceptualización
Su estilo es opuesto a los adaptadores. Son extraordinarios
creando modelos teóricos y definiendo claramente los problemas. Les
interesan más las ideas abstractas que las personas, por lo que no es de
extrañar que destaquen en el campo de las matemáticas o de las
ciencias. En una empresa pueden estar en posiciones de investigación o
de planificación estratégica. Y la pregunta clave que necesitan
contestar es ¿por qué?.
Divergentes o los reyes de las mil y una ideas creativas
Todos tenemos un estilo de aprendizaje definido
pero para desarrollarnos mejor personal y profesionalmente conviene
estar con personas que nos complementen y cuyo estilo esté en el extremo
del nuestro.
Disfrutan analizando los problemas en su conjunto y
trabajando con personas. Son empáticos, emocionales y ocurrentes. No es
de extrañar que lancen un sinfín de propuestas diferentes en una
reunión. En este estilo se encuentran artistas, músicos y todos los
creativos en el mundo de la empresa. Y la pregunta clave que necesitan
contestar es ¿y si…? o ¿por qué no?.
Convergentes o el poder de la aplicación en una sola cosa
Son los opuestos a los divergentes. Necesitan la aplicación
práctica a las ideas para testar teorías o resolver problemas. Se
pierden con muchas alternativas. Sin embargo, son excepcionales en
situaciones donde haya un único camino para ser resueltas. Muchos
ingenieros se enmarcan en este estilo de aprendizaje. Y la pregunta
clave que necesitan contestar es ¿para qué?.
Como es de imaginar hay personas cuyo estilo de aprendizaje está más marcado que otros como, por ejemplo, Sheldon Lee Cooper,
protagonista de la serie The Big Bang Theory, quien es un asimilador
total. Lo normal es que no sea así y que todos tengamos un poco de los
cuatro aunque nos solamos sentir más cómodos con uno.
En definitiva, todos tenemos un estilo de aprendizaje que nos define más que otros y para
desarrollarnos mejor en lo personal y profesional sería recomendable
estar con personas que nos complementaran y cuyo estilo estuviera en el
extremo del nuestro. Por ello, si eres de los que no lees los
manuales, estáte cerca de quienes disfrutan haciéndolo (o viceversa).
Porque más allá de este hábito, existe una manera interna distinta de
percibir y de procesar la realidad que te puede ayudar a mejorar y a
superarte a ti mismo en muchos otros ámbitos de la vida.
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